La Crónica de Schedel (1493): un paso adelante


Carla Manzano.- En el año 1493, justo uno después del gran acontecimiento que iba a cambiar el rumbo del mundo, fue publicado en la ciudad de Nuremberg un libro singular: se trataba de una síntesis de la historia universal y del mundo, tal y como se conocía en la época, profusamente ilustrado. Se trataba del Liber Chronicarum (o Crónica Mundial), del físico y humanista Hartmann Schedel (1440-1514). Este libro fue publicado tanto en latín como en alemán, con lo cual se daba un paso decisivo en la consolidación del idioma germánico como lengua de cultura, en una época en que todavía el latín era considerado como el vehículo casi natural de expresión académica. Uno de los aspectos que causó sensación en su momento fueron las vistas urbanas, un buen número de imágenes donde se reproducían ciudades antiguas por primera vez en la historia del libro.

El origen mismo de esta obra ya da la medida de su carácter innovador. A diferencia de otros países, donde los monasterios y universidades acaparaban la iniciativa cultural y artística, en Alemania y los Países Bajos se estaba desarrollando una potente burguesía que acometía innovaciones en todos los campos sociales. Esta Crónica Mundial, por ejemplo, fue impulsada por dos comerciantes, Sebald Schreyer (1446-1520) y Sebastian Chamber Champion (1446-1503). Las ilustraciones salieron de la mano de los pintores Michael Wolgemut (ca. 1434-1519) y Wilhelm Pleydenwurff (ca. 1450-1494). La impresión corrió a cargo de Anton Koberger (ca. 1440-1513). Todos estos artistas eran oriundos de la propia ciudad de Nuremberg, que de este modo se erigía en un polo de irradiación artística y cultural de primer orden.

Esta Crónica Mundial expone la historia del mundo en una secuencia narrativa, siguiendo el esquema expuesto por Isidoro de Sevilla en sus Etimologías (siglo VII), es decir, en seis grandes épocas, a las cuales el autor añadió dos más: la llegada del Anticristo y el Juicio Final. La fuente principal de inspiración para Schedel fue el "Supplementum chronicarum" del italiano Foresta Jacobus (1434-1520), con aspectos tomados en préstamo de Enea Silvio Piccolomini y de Hieronymus Munzer.


El libro fue editado en un formato descomunal para la época (gran folio) y era muy extenso, contando con un enorme número de xilografías (más de 1.800); entre ellas, las que más llamaron la atención fueron, como se ha dicho, las vistas urbanas, que aparecían acompañadas por una descripción de su creación, nombres y hechos significativos, economía y comercio... es decir, desde una perspectiva absolutamente moderna y burguesa del mundo.

De este obra absolutamente magistral existen varias ediciones modernas, facsímiles, donde se puede apreciar el ingente trabajo que le acarreó a sus autores así como el enorme paso adelante que supuso en una época donde, no lo olvidemos, en otros países aún se quemaba a los herejes en las hogueras por pensar de manera independiente.